viernes, 13 de febrero de 2015

LA PRIMERA PEDRADA : (La mujer adúltera, parábola.)

Ésta es la versión original de las primeras palabras escritas en la arena por un Rabí que casualmente pasaba por allí. Lo hizo en arameo que era su lengua materna, igual que la de las madres de los esforzados deportistas lanzadores de piedras. Había verdaderos campeones. Los guijarros lanzados describían hermosas parábolas a cual mas bella. Las había que se elevaban hacia lo alto, casi deteniendo el tiempo, para caer después abruptamente sobre la frente de la rea. Otras en cambio, sin dejar de ser parábolas, volaban en vuelo rasante raudo y certero hacia el mismo objetivo. Era un espectáculo apasionante. Esto ocurría alrededor del año 30 o algo más tarde.

Hasta que Él llegó la película se proyectaba sin texto, aunque distaba mucho de ser muda. Fue el primero que tuvo la genial idea de escribir palabras en la arena para ayudar a su comprensión. Hay que reconocer que no gustó mucho al público asistente, como luego se verá.

Los subtitutlos que se reseñan a continuación son los originales, ya traducidos a nuestra propia lengua vernácula.

Durante 1950 años menos 30 años aproximadamente, el relato de esta historia fue transmitida mediante tradición oral. Otro Rabí que también casualmente pasaba por allí, Don Antonio Buero Vallejo, tuvo la loable idea de ponerle escenas a la historia contada. Y también escribió sus palabras en la arena, otra pedrada para nuestras conciencias. 



(Hoy en día todavía se cuenta en algunos países la misma cruenta historia  en tiempo y sangre real sin que aparezca un solo rabí que sea capaz de detener estas escenas obscenas con sus palabras escritas en la arena o en el polvo del secarral para dolor de nuestros corazones y vergüenza de nuestra especie inmadura.)



¡Y esta parábola en vivo y en directo sí que es dura!



Copiado y pegado de Wikipedia:
Y Wikipedia lo copió de aquí:
El texto bíblico que esta relacionado con esta obra se encuentra el el libro de Juan capítulo 8 versículo 1-11 en la versión Reyna Valera.


7:53 Y cada uno se fue a su casa.

8:1 ¶ y Jesús se fue al monte de los Olivos.

8:2 Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba.

8:3 Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio,

8:4 le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio.

8:5 Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?

8:6 Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo.

8:7 Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: 


El que de ustedes esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.

8:8 E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.

8:9 Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando por ancianos; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en me
dio.

8:10 Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?

8:11 Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.



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